Bodysex: El placer es la guía hacia nosotras mismas.

Hace dos semanas sucedió Bodysex, me ha tomado tiempo sentarme a escribir pues este grupo en particular me movió sobremanera. Quizá es el periodo de vida en el que estoy, cerrando muchos procesos y a la expectativa de lo que viene … o quizá fueron las mujeres que coincidimos en el círculo. Sin duda fueron ambos y no fue coincidencia. Como siempre nos dice Betty, las mujeres que llegan al círculo son las que deben estar ahí, ni una más ni una menos y solo queda confiar en que las diosas nos enviarán a las mujeres indicadas.

En esta ocasión, llegué a Bodysex destrozada físicamente. Las semanas previas al taller suelen estar muy ocupadas, preparando cada detalle y comunicándome con las asistentes, sin embargo mi cuerpo ya no pudo más y me enfermé tremendamente cayendo en cama a tan solo 5 días del evento. No pude mover un dedo y me llené de frustración.Cuando llegó el día me sentía triste e impotente de que mi cuerpo no me dejaba exigirle un solo esfuerzo más, necesitaba descansar física y mentalmente. Aún así di todo de mi, sabía que lo que necesitaba era cuidarme, y ¿qué mejor que en un espacio tan placentero como Bodysex?

Fueron llegando, desnudándose y formando el círculo. Comenzamos hablando de nuestros cuerpos y nuestros orgasmos y me di cuenta que todas estábamos ahí para continuar procesos profundos de autoconocimiento y habíamos decidido que esta vez el placer sería la guía hacia nosotras mismas.

Cuando comenzamos la sesión de observar nuestras vulvas la habitación se llenó de luz. Nuestras vulvas estaban emocionadas y deseosas, al abrir las piernas poco a poco comenzaban a tomar un color más intenso y lubricaban de emoción. Es difícil describir la intensidad que viene de compartir algo que nos han enseñado es privado e íntimo, con otras mujeres y lo sublime de ver un sin fin de formas, colores y texturas de vulvas. No hay una sola igual y cada una es perfecta y hermosa en sí misma.

El segundo día la alegría que se sentía era contagiosa, disfrutábamos en la alberca, conversábamos en la terraza. Llevábamos ya 1 día compartiendo completamente desnudas y entre su conversaciones escuchaba que compartían lo que hacían en sus profesiones y no podía evitar sentir orgullo por lo que cada una aporta a este mundo, cada una en su propia área es exitosa, talentosa y apasionada. De pronto, se improvisó una sesión de danza afro guiada por una de nuestras hermanas. Ver esta escena me conmovió hasta las lágrimas. Mujeres desnudas bailando en círculo, gritando, tan cómodas y libres en su propia piel, nada más que un aquelarre de placer.

Más tarde, el receso erótico comenzó. Usualmente esta parte del taller se construye poco a poco con una meditación orgásmica guiada hasta que cada una se siente cómoda consigo misma para comenzar, sin embargo en esta ocasión ellas y sus cuerpos no podían esperar más, veía como sus manos se dirigían inmediatamente a sus vulvas y cuando menos lo esperaba los orgasmos comenzaron, los gemidos y las risas se convirtieron en una cadena de placer. Mientras una terminaba uno de sus orgasmos, la otra comenzaba el suyo. Aunque cada una se concentraba en celebrarse a sí mismas dándose placer orgásmico, había cierta complicidad. Cruzábamos miradas, compartíamos algunas palabras, nos sonreíamos la una a la otra, mientras que el sonido de los vibradores y gemidos llenaban el espacio. Nos masturbábamos en diferentes posiciones y descubríamos juntas nuevas sensaciones que nacían del contacto amoroso con nosotras mismas. El receso erótico cerró con broche de oro con el intenso orgasmo de una de nosotras, mientras montaba arrodillada un cojín y su vibrador, su sensualidad llenó la habitación y todas vitoreamos la explosión de su orgasmo.

Estábamos dudosas entre seguir masturbándonos o continuar a masajear nuestros cuerpos, queríamos seguir disfrutando pero las reflexiones en torno a los orgasmos que habíamos experimentado nos llevaron a un estado de relajación que dio pie al masaje grupal. Múltiples manos sobre nuestros cuerpos; tatuajes, cicatrices, curvas, texturas, calores...me hicieron sentir profundamente agradecida por compartir una experiencia tan vital a lado de mujeres tan poderosas.

Con este grupo hubo una palabra que continuamente resonaba en mi mente: “libertad”, era un grupo de mujeres libres que rompían sus cadenas, dejaban atrás procesos, personas e historias que se interponían para la total aceptación y amor a sí mismas que les permitiría brillar. Ahora si, todas brillábamos y repetíamos constantemente a las demás lo maravillosas que creíamos que eran. La respuesta siempre era la misma: somos un espejo, lo que vez en mi, es lo que tu eres.

Gracias

Cempasúchil

Estrella

Agra

Universo

Lirio

Yolotl

Sol

Guerrera

Victoria

Mía