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Taller de certificación Bodysex


Es complejo explicar lo que viví en mi último taller Bodysex. Por sí mismo, es una experiencia intensa, que simplemente cambia vidas. Me reestructura, me aterriza, me sacude, me impacta; me enfrenta a mí misma y a la realidad que me rodea. El departamento de Betty es un espacio único y especial. Se siente la energía sexual positiva, de tantos años en los que esa sala ha sido escenario de las historias y las imágenes más sexuales que se puedan compartir.


En esta ocasión no solo fue a vivir la experiencia Bodysex, fui a certificarme para llevar la ideología de una sexualidad positiva a mujeres de habla hispana. Saber que sus conocimientos trascendería al español fue para Betty conmovedor.


Fueron dos días intensos donde buscábamos resolver dudas de los más pequeños detalles. Desde la iluminación, la temperatura del salón y los aromas, hasta los costos, la difusión y promoción de nuestros talleres; todas estábamos entusiasmadas de compartir la logística de lo que ahora será Bodysex alrededor del mundo.


Emocionalmente me encontraba desequilibrada. Los últimos meses y múltiples sucesos me tenían conflictuada con mi cuerpo. Pero a lo largo de ese tiempo, sabía que llegaría el día en que viajaría para sentarme desnuda en un círculo acompañada de otras mujeres también desnudas. Aunque la desnudez a la que me refiero si era física, sí nos despojaríamos de nuestras ropas; la desnudez que necesitaba era espiritual, emocional. Sabía que en ese espacio podría ser yo en toda mi naturaleza, con mis claroscuros y compartiría con mujeres en su más pura esencia, mujeres que me escucharían, entenderían y acompañarían en el proceso de reconciliación con mi cuerpo.

Esta vez quitarme la ropa fue lo más fácil. Iniciamos compartiendo por qué queríamos certificarnos en Bodysex. La respuesta fue fácil, veo toda una vida de Bodysex en mi futuro. Betty Dodson y Carlin Ross me salvaron. Con su visión positiva de la sexualidad, sin esquemas ni tapujos, me guiaron al encuentro con mi cuerpo y al amor propio. Bodysex fue donde rompí con las barreras más importantes que me bloqueaban, donde reafirmé que el sexo es bueno, deseable y positivo pero sobretodo el sexo que tengo conmigo misma, la masturbación. Bodysex es el espacio de sororidad más puro que he conocido donde todas las mujeres que componen el círculo se aman a sí mismas y por ende te aman por el simple hecho de ser tu misma.


Las mujeres de este grupo fueron excepcionales. Sabiduría era lo que se respiraba en el ambiente. Cada momento fue conmovedor. Simplemente toda clase de cuerpos, formas, colores, tamaños y texturas me hacen aceptar mi cuerpo en su belleza única e incomparable. Mujeres de todas las edades, una embarazada, todas madres menos yo, compartimos experiencias. No importa el lugar donde nacimos ni el idioma que hablamos. No importan nuestras edades, dificultades y alegrías. La experiencia de ser mujer es atemporal y es en el compartir desde sí mismas que nos conectamos y ayudamos a ser la mejor versión de nosotras mismas.


Una a una pasamos a dirigir la dinámica épica donde mostramos nuestras vulvas. Estaba nerviosa y me dolía mucho la cabeza. La tensión que generaba saber que dirigiría por primera vez una actividad tan intensa, profunda y determinante en la vida de muchas mujeres era abrumadora. Y como nada es coincidencia en esta vida, hice equipo un una gran mujer que con la experiencia y sabiduría que emanaba de sí me dio la confianza que necesitaba. Ella también me guió cuando fue mi turno mostrar mi vulva y aunque ya lo había hecho en mi anterior Bodysex, fue igual de fuerte confrontarme con mi cuerpo sexual. Una vez más lloré, pero fue un llanto diferente, la primera vez todo era nuevo y hermoso, en esta ocasión me enfrente al coraje que se gestó en mí en los últimos meses por el simple hecho de ser mujer. Me perdoné y retome mi camino de amor propio. En el ritual de bautizo cambié mi nombre, su nombre, pues en esta ocasión la sentía más Mía que nunca.


Al terminar el taller Betty estaba completamente agotada, nosotras también, pero aun así demandamos nuestro receso erótico. Sabíamos que no había mejor forma de terminar y salir al mundo a trabajar como Betty nos llama: su ejército de mujeres orgásmicas. Como en todos los talleres Bodysex, no existen líderes y están dirigidos por cada una de las mujeres, tuvimos nuestro receso erótico.

No todas tuvieron un orgasmo, pero definitivamente todas disfrutaron y sintieron placer. Todas dialogaron con sus cuerpos y compartieron su energía sexual.. Dos días de hablar de sexualidad tan positivamente fungieron como juego previo para preparar mi cuerpo ante el placer. Me propuse masturbarme con mi mano hasta el orgasmo, en lugar de usar el vibrador. Normalmente tener un orgasmo con mi pura mano suele ser un reto pero qué mejor lugar y momento en el universo que éste para permitirme intentarlo. Y en efecto lo logré y fue hermoso, el dolor de cabeza se disipó y le siguieron algunos cuantos orgasmos más con ayuda del vibrador. El mejor fue cuando mientras tenía mi orgasmo escuché risas de emoción y apoyo hacia mí, una travesura compartida que simplemente despertó en mi un orgasmo resiento, así es, me reía y tenía un orgasmo a la vez. ¿Qué más puedo pedirle a mi cuerpo? Nada. Soy lo que soy y me vivo así, me amo así. Agradezco a mi cuerpo por su capacidad ilimitada de sentir.


El ritual de cierre consistió en reiterar el compromiso que tenemos con nosotras mismas de formar más círculos como éste y vivir de acuerdo a una filosofía que te mantiene en el presente tomando como guía principal al placer.


En un dialogo que tuvimos solo Betty y yo le agradecí por compartir con tanto amor el trabajo de su vida a lo cual me enfatizó: a partir de ahora es NUESTRO trabajo.


No existen palabras para explicar lo que esta experiencia significa en la vida de una mujer, para reflejar el amor y la energía sexual que circulan en ese espacio. No tengo otra forma de compartir el bien que hace este trabajo a las mujeres y al mundo. La única forma que encuentro para transmitir tanto bien es llevando estos talleres a cuánta mujer desee vivirlos, es llenando mi vida de más círculos como estos donde espero algún día puedo ver la cara de mi amiga, mi hermana, mi madre y doy por seguro que si algún día decido ser madre de una mujer, ahí estará mi hija.

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